Everlasting smiling faces

Si hay algo que odio de Facebook, es la gente clon, aquellas personas, generalmente mujeres cuyas fotos de perfil son todas iguales, sonriendo siempre de la misma manera, mostrando el mismo número de dientes, mirando hacia el mismo lado, con la misma inclinación, y el cabello arreglado siempre de la misma manera, a veces pareciendo hasta montajes pues el rostro nunca varía de una foto a otra, sin importar si están en Tokyo, París, Tel Aviv o Abejorral, por que eso si, la sonrisa debe estar siempre acompañada de el fondo distintivo de alguna ciudad reconocible; parece que en París no hay otra cosa para hacer que ir a tomarse fotos frente a la torre Eiffel, en Nueva York no puede faltar la auto-foto (entiéndase como la foto que tanto popularizaron los mal llamados emos, con el brazo extendido, dejando ver el rostro y el fondo que acompaña el momento) en la quinta avenida, el Times Square, la estatua de la libertad o el Rockefeller Center, o incluso, si van a Santa Fe de Antioquia, la foto con el famoso puente de fondo no puede faltar.

No he viajado a ninguna de esas ciudades (excepto Santa Fe de Antioquia), y no escribo esto por envidia, porque si alguna vez lo hago, lo ÚLTIMO que haría sería tomarme una ridícula foto enfrente de un monumento, lugar, calle, edificio o escultura característica del lugar, clara indicación de que se estuvo en dicha ciudad, es más, no me gusta tomarme fotos a mi mismo, ni mucho menos que me las tomen, por lo tanto tampoco me gusta sonreír abiertamente de manera falsa cuando no lo quiero hacer en dichas fotos, por lo que creo que es una de las razones por las cuales odio ver esos personajillos en el Facebook. Qué necesidad tienen de mostrarle a todo el mundo que han viajado a las capitales más reconocidas, y que siempre son felices, manteniendo el mismo falso rostro de alegría. Sé que más de uno pensará que soy un amargado envidioso, pero no, viajar me parece fantástico, y si algún día viajo por todo el mundo, como espero hacerlo, me dedicaré a tomarle fotos a otras cosas, más particulares y significantes que las siempre aburridas y repetitivas estructuras que ya todos conocemos, además, que evitaré tomarme "auto-fotos" y mucho menos sonreír en todas como si mi rostro fuera una vívida muestra de la felicidad perpétua e inalterable.