martes, octubre 27, 2009

Mundos paralelos

Podrán existir universos paralelos, es difícil probarlo, pero físicos cuánticos que saben más que yo (sólo un poco, y por viejos, como el diablo) han formulado algunas teorías interesantes al respecto; pero esta entrada no va de universos, va de mundos, que es algo completamente distinto, algo que podrá ser confuso para algunas reinas de belleza que no diferencian ciudades de países.

Y es que de mundos paralelos está llena mi existencia, pero no físicos, sino mentales, tengo como 3 o 4, algunos más definidos que otros, y definitivamente algunos más felices que otros. Realmente creo que todos tenemos nuestros mundos paralelos, y pasamos de unos a otros sin darnos cuenta, pero a veces el cambio da tan duro como atravezar un agujero de gusano.

Estoy escribiendo esta entrada desde, creo, el mundo paralelo más feliz y amable de los que tengo, y no es que me encuentre en éxtasis total o algo parecido, sino que a nivel mental me hallo en un estado de negación sobre una aparente realidad. Pero para que se entienda mejor, me referiré a este mundo paralelo como "mundo 2", al mundo aparentemente real como "mundo 1", y a las otras posibles variaciones como "mundo 3" y tal vez un posible "mundo 4", pero como hablar de mundos a manera mental puede resultar confuso, mejor llamémosles "estados mentales", pero esa es una expresión de dos palabras, y deja de ser eficiente en la lectura pues son más letras que ocupan más espacio en esta absurda entrada, así que llamémosles simplemente "estados", y así: "estado 1" ... "estado n", siendo n el número máximo de estados posibles.

En fin, si aún el lector que digiere esta agradable pero absurda y estúpida entrada no se ha perdido, entonces retomo; decía que tengo varios mundos paralelos, pero que es mejor llamarlos estados, sin embargo, ahora que lo pienso la palabra estado no lo define por completo, por que sólo sería un estado propio de conciencia de mi mismo y lo que me rodea, y en realidad lo fascinante de mis mundos paralelos es que son completamente diferentes uno del otro, obviamente no en lo físico, sino en lo meramente argumental y social, y como la palabra "estado" no se ajusta correctamente a lo que es un "mundo paralelo", seguiremos llamándoles "mundo n" (siendo n el número máximo de estados posibles) a partir de ahora.

Resulta que en mi "mundo 2" pasan cosas muy curiosas, que podrían resultar banales para el ciudadano de a pie, y es que la forma como se me presenta el mundo es muy diferente a "mundo 1", el tiempo (mi mayor enemigo) y la "realidad" (un enemigo más) se presentan de una manera tan agradable y bonita en la que aparentemente no existe la muerte, las amistades duran para siempre, y los días parecieran no pasar, es decir, ni el tiempo, ni la realidad existe, por eso me gusta "mundo 2", las preocupaciones se borran y parece que nada de lo que sé que es real existiera, que todo es como siempre he querido que sea, que las cosas que están pasando realmente están pasando como quiero que pasen y no como realmente pasan, es el mundo del autoengaño, y curiosamente, desde este mundo sé cual es la realidad de "mundo 1", pero lo percibo como un universo engañoso, una mentira, un mundo falso, por que así funcionan los mundos, como partidos políticos, desprestigiando al contrario, engañando a sus votantes, y "mundo 2" me ofrece una alternativa que no podría rechazar, sé que es vivir en el maldito mundo de ensueño en el que el tiempo pareciera no pasar, pero me niego a aceptar la realidad, o al menos, en este, el "mundo 2", la realidad es otra.

Lo malo es que mañana me despertaré, y estaré de nuevo en "mundo 1"...


miércoles, octubre 14, 2009

160

Los teléfonos celulares son probablemente, el peor y mejor invento de los últimos tiempos.
En acto de rebeldía intenté negarme a usar uno durante mucho tiempo, por varias razones, porque no le encontraba utilidad alguna, y porque para entonces, lo consideraba un artículo clasista y elitista, totalmente prescindible. Esta percepción cambió cuando hace 5 años aproximadamente me ví obligado a encontrarle una utilidad, desde entonces, me he vuelto tan dependiente de él como de mi reloj, incluso cuando paso días sin recibir o realizar alguna llamada, no puedo separarme de ese absurdo utensilio de comunicación, sin el cual me sentiría como perdido e indefenso. Sin embargo mi rebeldía si ha llegado al límite de todavía conservar un equipo viejo, con sus funciones básicas, aunque me encanta la tecnología y me gustaría uno de pantalla táctil, con muchos juegos, radio, y que cumpla funciones de reproductor mp3, el miedo a que me maten por robarme un simple aparato me hace abortar la idea de cambiar mi siempre fiel Samsung Fashion, un celular que posee la característica particular, al igual que el Nokia 1100, de ser rechazado con indignación por cualquier ladrón.

Pero esta entrada no va orientada hacia la dependencia que me ha generado este estúpido aparato, sino a una de sus facultades: los mensajes de texto, pero no los que recibo que son bien pocos (afortunadamente cancelé los mensajes de publicidad que me llegaban a diario, como 5 o 6...), sino a los que envío; a veces hay frases, ideas, comentarios, que caben perfectamente en 20 o 30 carácteres, pero cuando existe la imposibilidad de realizar una llamada para decir algo detallado y extenso, o incluso si existe esa posibilidad, detesto que los mensajes de texto no me permitan escribir todo lo que quiero, por que siempre he sido mejor para la palabra escrita cuando de expresar lo que siento se trata, y me niego rotundamente a usar lenguaje SMS -así sea en un SMS (Short Message Service)-, maldita tecnología, maldita comunicación escrita, maldito celular, maldita incapacidad de decir las cosas brevemente y con coherencia.

160 caracteres nunca han sido suficientes.