jueves, noviembre 06, 2008

El facebook: Ese mal tan familiar.

Este es un escrito creado específicamente para publicarse en este blog (ya me voy volviendo importante). Es la primera vez que publico algo que no es de mi autoría, pero me pareció curioso hacerlo, pareciera una nueva forma de hacer relleno en mi blog, en el cual no escribo desde hace rato, así que si alguien tiene algo para escribir, que sea ligeramente interesante y no tenga el espacio para publicarlo ni quiera crearlo, acá hay un blog disponible, no es sino que digan.


"El facebook: Ese mal tan familiar.

En esta ocasión, y gracias a la cordial invitación de Sebastián, mi buen amigo, quisiera escribir algunas palabras sobre ese Fenómeno mundial llamado Facebook.

Hace 1 año y 4 meses abrí mi cuenta en Facebook, al principio todo parecía muy atractivo, aplicaciones ingeniosas que lograban ocupar algo de mi tiempo varias veces al día. Sin embargo, al poco tiempo me di cuenta de que no era más que un lugar para entregar en bandeja de plata la intimidad, esa intimidad tan anhelada, tan recelosamente cuidada como el más grande tesoro, la estaba entregando al portador, para cualquier curioso ávido de información que al final, solo me interesaba a mí.

Tomé entonces la decisión de cerrar la cuenta, ya hace un año, (estoy vivo aún), sin embargo, el Facebook resultó ser un lastre irrenunciable, una vez se entra se queda marcado de por vida, tal cual la soltería, una vez se entrega en ese inútil rito llamado matrimonio, se pierde para nunca recuperarse, se será entonces, casado, divorciado, y en el mejor de los casos viuda, porque los hombres nunca enviudan, siempre lo hacen las mujeres, morimos somos nosotros víctimas de esos seres tan amados e inexorablemente necesarios que son las mujeres. Igual pasa con el Facebook, al cerrar la cuenta me encontré con que esta permanecería de por vida, y que bastaría un click para volverla a abrir, ésta situación me indignó, no entendía cómo era posible que fuera a quedar registro, huella de por vida de aquella desafortunada decisión que tomé algún día de compartir mi intimidad con un acervo de desconocidos, tal como en la vida real, jamás de podrán deshacer los males.

Pero bueno, la mayoría de mis amigos, creo que todos, persistieron en la idea del Facebook, esos que al principios se declaraban ignorantes del tema y hacían comentarios que denotaban poco interés “como quien no quiere la cosa”, al poco tiempo se les vio comentando en fotos, subiendo videos y participando en eventos, su lista de amigos crecía con la misma velocidad que bajaba mi gusto por esta página.

Sin embargo, he sido un consagrado respetuoso del libre desarrollo de la personalidad, ese Derecho tan difícil de ejercer y de respetar, por eso, no critico a quienes les gusta del Facebook , al final, la intimidad es esa zona íntima reservada para la persona, como dijera el diccionario de la real academia, tan íntima que es disponible, y al final cada cual sabrá qué hacer con ella.

Solamente digo que en mi corto pasaje por el Facebook, encontré que éste no es más que un pretexto para darle rienda suelta a ese frenesí de compañía, a ese frenético deseo de amistad, reconocimiento, de saber el quién, cuándo y cómo de las cosas, de la Juventud de ahora, como llamo a quienes vienen detrás de mí con unos 7 años menos y creciendo, esa juventud que se toma fotos frente al espejo por horas, que vive del qué dirán, que se regocija con el saber porqué, que siempre pone la mejor cara, la mejor pose, que interesante sería un Facebook que no solo desnudara el cuerpo, sino también el alma, creo que no sería entonces tan popular.

Jorge Andrés Betancourt Toro."

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Excelentísimo escrito, de refinado humor, de fino turmequé, de un grande, simplemente: Brillante!

Diegomon dijo...

la pura verdad...

delectomorfo dijo...

No sabía que mi amigo Jorge escribiera tan bien. Creo que lo importante acá es la honestidad. Respeto y admiro su posición, pero no puedo comentar nada porque ya prácticamente dependo de Facebook. Gracias, Sebastián, por compartir esto.