El cambio de movimiento es proporcional a la fuerza
motriz impresa y ocurre según la línea recta a
lo largo de la cual aquella fuerza se imprime.
Segunda Ley de Newton.
Es que se ve tan bonito iniciar los post con una breve pero sustancial nota en letra cursiva….
Bien es sabido que mi blog no es lo más coherente de la red, de hecho, es más incoherente que mis pensamientos, porque la escritura no permite conectar las ideas de la misma manera que lo están en mi cerebro.
Ir en contra de la corriente nunca ha sido fácil, los únicos que parecieran disfrutar hacerlo son los salmones, y eso con el único fin de fermentar los huevecillos que han dejado las hembras, para acto seguido fallecer estúpidamente, y ni hablar de los osos que habrán tenido que evitar en el camino; y no es que esté haciendo una analogía estúpida del fin último de mi existencia con el de un salmón, aunque podría, pero mi fin no es fermentar huevecillos y morir después de hacerlo, la analogía va a la lucha en contra de la fuerza de la corriente. Y no es que no tenga el potencial para superar la corriente, es que no sé cómo, y uno no viene aprendido, y es difícil entender el desenlace de un libro si han arrancado todas las páginas del desarrollo de la historia, o mejor, si nunca fueron escritas, y cuando ya no es posible escribirlas toca improvisar, idear sobre la marcha, pero si se desconoce por completo la materia y pedir ayuda es imposible, toca fingir saber del tema y simular conocerlo, y es que yo suelo ser sincero cuando no sé de algo, así pase por inocente, tonto o inexperimentado, pero en este tema es complicado, porque pareciera que nisiquiera se enseña, que se aprende simplemente, que pasa, que debió haber pasado, pero no pasó, sigue sin pasar, y dudo que pase. Desearía que alguien escribiera esa parte por mí, o al menos me prestara una versión “por defecto”, que se pueda ajustar a mi historia y no comprometa de manera relevante el desarrollo final de la misma, así todo podría ser algo más normal, o al menos no tan traumático, sin darle tanta relevancia a las cosas triviales del día a día que sigo sin entender y me ha tocado aceptar sin más, sin que todo pareciera tan extraño y exótico para mí, no es mi culpa haber nacido en este mundo donde todo funciona al revés y donde pareciera se me está negando la posibilidad simplemente por cuestión de azar, por suerte, porque tocó, porque llegué tarde, porque así es la vida, sin más.
Devastador resulta el momento cuando uno se da cuenta de la realidad, y aún quiere seguir negándola, cuando el salmón sabe que no puede subir río arriba, pero sigue intentándolo de manera infructuosa. A veces desearía cambiar alguna de mis facultades innecesarias por ese par de hojas que nunca se pudieron escribir, o incluso mejor, intercambiar el capítulo actual, por aquel que no me pertenece.